Al pié de la Horca

Hace un tiempo leí Al pié de la Horca, de Julius Fucik, hoy lo recuerdo. Una recopilación de sus escritos, en específico de sus últimas semanas, meses, días en una de las cárceles nazis. En primera persona, nos narra las brutalidades a las cuales fue sujeto por parte de los Checos y Alemanes, por dos razones: Ser ciudadanos de un país ocupado y ser comunista, combinación letal. 

No sé que parte de las torturas le hayan causado más dolor, por un lado aquellas que infringían dolor en su cuerpo, a través de golpizas o por el conducto de la soledad y la presencia del "cuarto cinematográfico", es decir, el cuarto dónde torturaban a otras personas para después asesinarlas.

A Fucik lo detuvieron en una redada "de rutina", es decir, fueron sobre los compañeros de partido y de acciones que él frecuentaba, incluso no lo detectaron porque quedó detrás de la puerta. La decisión que tomó entonces fue definitoria para su destino; podía quedarse sin hacer ruido pudiendo salvar el pellejo o salir y afrontar la misma suerte que sus compañeros; optó por la segunda. Cuando lo capturan, los nazis no sabían lo que habían capturado, hasta que después de algunas horas lo supieron.

Hubo un punto que me llamó la atención sobre la organización que él proponía posterior a su detención: Los cuadros que se vayan sumando, así como los colaboradores, no debieran conocerse ni por nombre ni por rasgos. ¿por qué? debido a que los detenidos tendían a hablar por el dolor que se les aplicaba y delataban a otros compañeros. Él no habló, al menos es lo que escribe.

Su esposa es liberada después que los nazis no pueden sostener su monstruo, pero queda marcada por lo duro que fue el campo de concentración; no es la única, miles de checos lo padecen.

Por si gustan leerlo, lo hallarán muy rápidamente en formato PDF en Internet, no es muy amplio, pero sí lleno de lo que una persona puede vivir en un proceso de cambio de la sociedad, en especial cuando va para mal.

Comentarios

Entradas populares