Dos crímenes

Hace más de dos años me acerqué a Ibargüengoitia, con la novela Las muertas. En ese momento, entendí poco, o dicho de una manera más precisa, me perdí de los guiños y  buen humor que la tapa vaticinaba, incluso, pensé en llamar a la editorial y exigirle que me aclarase la confusión, y que de ser posible quitara todas esas mentiras que nada más enmarañaban al ávido lector. Ahora que en mis manos cayó una segunda novela, me doy cuenta que la editorial no tardará en llamarme y hacerme saber la pifia de los años pasados. En esta segunda oportunidad, leo a un escritor muy lúcido, al mero estilo mexicano, como pudiera ser Paco Ignacio Taibo II, con su sagaz detective de origen irlandés. Dos crímenes es una novela que no puedo catalogar, mi cerebro, a dos días de haberla leído de un tirón, sigue asimilando mucha información que en el pasar de las hojas no registré. Nunca me había pasado que una novela, y mucho menos corta como Dos crímenes, cambiara su género en las últimas páginas (por ahí de la 150), y terminar como una genuina novela de detectives y crímenes. El mérito narrativo que Ibargüengoitia consigue es digno de admirarse, y dicho sea de paso, lo convierte en los imprescindibles de mi biblioteca personal y las recomendaciones que estaré haciendo a conocidos que alguna vez caigan estrepitosamente en esas pláticas de libros y escritores.



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