El presidente mono

Por allá de los años sesenta, los americanos enviaron un mono al espacio. La gente del mundo quedó atónita por el mono que era capaz de pilotar un artefacto con más botones, palancas y foquitos que la tecnología desarrollada para el Santo. La conquista del universo era algo trivial, más tarde que temprano tenía que suceder, pues para ello se pagaban tan elevados impuestos. El grueso de los ciudadanos, terrestres, pensaban en la imposibilidad del mono para hacer frente a las exigencias de un universo desconocido hasta entonces. Por varios años se pensó que ya nada procedente de este mundo, o de fueras, sorprendería al público, gustoso de los eventos morbosos que desafiaran su capacidad de asombro. Medio siglo después, el mundo se vio sacudió con otra noticia que involucraba  a otro de estos graciosos primates. Dentro de los márgenes del territorio mexicano, el partido tricolor había llevado a un mono a la presidencia.

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