Salivar para salvar la vida

 Tengo miedo de morir como mi tio Lalo —Pienso cada vez que me siento en este sofá arrastrado por el fastidio que mi propio hogar me propina. Me imagino a mi mismo, vacío desde la garganta hasta dónde deberían estar las tripas; rememoro las imágenes de esa convalecencia que para mi duraron apenas un par de horas, antes de ver su cuerpo tendido, como un trapo, en la sala familiar.


Regreso de la ensoñación y recuerdo que llevo más de veinticuatro horas sin probar alimento. Salivo en un intento timorato de provocarme el hambre, pensando que eso debió hacer el tío Lalo para salvar su vida.

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