Las voces de los ensayistas solo deben ser oídas cuando tienen algo que decir, una frescura que cubra ese prisma de puntos de vista y entreguen al lector otra perspectiva. En los periódicos leo los temas vigentes y que aún siguen siendo las mismas posiciones, repitiendo por docenas el debería , propio del subjuntivo. Cuando un ensayo radica en los supuestos e idóneos, como si los aludidos de pronto despertaran en conciencia, se vuelven infértiles para el terreno de las nuevas ideas, y mucho peor, se desgastan con el paso de los días. ¿Qué otras maneras tienen las plumas para sumar a una tragedia y encausarlas todos los días? No puedo responder esa pregunta sin que me equivoque, puesto que las plumas solo funcionan cuando el lector está dispuesto a situarse en el mismo escritorio que el autor. El solo hecho de tomarse los minutos necesarios para leerlos, es una intención de comprender al otro. Pero, los cuadros de más abajo, embrutecidos por ingentes jornadas de trabajo ...
Un lugar para disfrutar de las incongruencias de las ideas