Un poco de historia de la Andina.
Con esta denominación genérica hoy en el mundo se identifica una rica y extensa producción musical de los pueblos andinos y de sus artistas, que viven en la vasta región de montañas de la Cordillera de los Andes. Estas inaccesibles montañas fueron dominios del antiguo Tawantinsuyo; el Imperio de los Incas, cuyas grandezas, riquezas y resplandores fueron destruidas por los aventureros y conquistadores españoles. Estos que llegaron con la cruz y la Biblia, con sus caballos y arcabuces, ciegos por la sed de oro, no se dieron cuenta, en su ignorancia, de lo que encontraron y tenían en su delante: La riqueza de una civilización que evolucionó en modo extraordinario y autonomo.
Los pueblos Quechuas y Aymaras, los predominantes en el imperio incaico, mantienen sin alterar sus costumbres y tradiciones, su identidad genética, su arte y su bellísima música. Hoy los descendientes de estos pueblos viven aún en la región del altiplano del Perú y de Bolivia. Mucho tiempo después de la invasión, el alma de estos pueblos todavía vive.
La música de los pueblos andinos, se basa en armonías penta tónicas. Los primeros Europeos pudieron escuchar melodías de los indígenas, de los pastores y canciones para danzas de sus ritos religiosos basados en la escala Re-Fa-Sol-La-Do, difundida en la vasta región entre Cuzco y el Lago Titicaca. Al inicio de este siglo, los arqueólogos han encontrado una antigua quena hecha de caña afinada en Mib-Fa-Lab-Sib-Do-Mib-Fa-Lab.
En la moderna música folclórica de estos pueblos andinos, con la misma estructura armónica, se conocen diferentes ritmos: el Huayno, el Huayño, la Diablada, la Morenada, la Sikureada, la Tarqueada, el Tinkus, el Taquirari, la Tuntuna, presentes en Perú y Bolivia. El Sanjuanito, el Albazo, escuchados en Ecuador. El Carnavalito, la Vidala, en Argentina. Muchos otros ritmos en el sur de Colombia y el norte de Chile.
Uno de los motivos por el cual la música andina se difundió y se hizo conocer en todo el mundo, fue la revolución cultural de los años 60-70, durante los cuales nace en América Latina la Nueva Canción, de la mano de Víctor Jara, Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez y Pablo Milanes, Víctor Heredia, Vicente Feliu, entre otros. Aparecen grupos andinos en los escenarios mundiales: Inti Illimani, Quilapayun, Illapu, de Chile. En Perú nacen Alturas, Vientos Del Pueblo, Tiempos Nuevos, Illarec Chaska, Puka Soncco, Los Uros Del Titicaca, Los Incas, Yahuarina. En Bolivia ven la luz los Kjarkas, Savia Andina, Payas, Zulma Yugar, Rumi Llacta, Bolivia Manta. En Ecuador nacen: Ñanda Mañachi, Altiplano, Los Cuatro Del Altiplano, Imbayacuna. En Argentina: Los Calchakis, Laikas.
El periodo de los golpes militares en Chile, Argentina y Perú, acelera la evolución de la música andina, así como también la emigración hacia Europa y a todo el mundo de los grupos andinos. Nacen las canciones de protesta mezcladas en ritmos tradicionales e interpretados con instrumentos modernos e instrumentos tradicionales: Charango, Quena, Sikus, Bombo o Wankara, Chakchas, Mandolina, Violines, Guitarra acústica, etc. Nace así una alianza entre artistas oprimidos por sus ideas políticas: Los deportados de Chile, los perseguidos en Perú y Argentina y los oprimidos desde la invasión: Los artistas nativos andinos. Una fusión entre lo viejo y lo nuevo, entre la modernidad y la tradición.
El resultado final de este fermento político, musical y social, fue el revelar al mundo una maravillosa tradición musical de un pueblo oprimido y olvidado que realiza la alianza con la música popular enriqueciéndose con nuevos instrumentos y nuevos arreglos musicales.
Al final, les puedo decir que cinco siglos de dominación española no logró destruir la riqueza artística y musical de los pueblos antiguos y pacíficos del Ande.
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