La noche era cobijada por inmesas olas de calor, como si la tierra se proyectara pronta al infierno. Entre los confusos sueños revivo las sensaciones, aquellas que creía desterradas. Despierto. La veo. La odio nuevamente como la primera vez. El buró se burla de mí. Miente. Tal vez no. Las palabras esta vez no son útiles en los márgenes de la irracionalidad. Mis ojos se clavan en el techo, buscan la ventana como queriendo escapar. Sigo ahí. Sigue ahí. Me ovillo sobre su pecho, siento como su mano frota mi cabello con ternura. Sus labios buscan los míos. Quiero huir, quiero navegar fuera de la habitación buscando la insensibilidad. Despierto
El armar un gallo de pulgada es una de las cosas más sujeta a mitos y medias verdades. Este es uno de los muchos temas que los galleros enuncian con una seguridad a prueba de balas. Hasta el momento no he leído un solo escrito o esquema con detalle científico que tenga conclusiones claras y precisas de lo que sucede en un combate ni la ergonomía que mejor se adapta, todo proviene de un sistema de creencias que, muy en lo personal, me cuesta creer. El ángulo de corte se refiere a la posición de la punta de la navaja con respecto al codo de la pata. Dependiendo del amarrado es que la sitúa en un rango de los 5° a los 9°. De lo que no dudo es que no hay una manera precisa de emitir teorema alguno sobre este rubro. La formula del corte está dada por la sujeción de la navaja, la forma de la navaja, la altura de la botana, la posición de disparo del gallo, así como la calidad y aprendizaje del mismo durante el desarrollo de la pelea. Son muchas las variables, sin emba...
Comentarios
Publicar un comentario