Mi Salvación.
La noche era cobijada por inmesas olas de calor, como si la tierra se proyectara pronta al infierno. Entre los confusos sueños revivo las sensaciones, aquellas que creía desterradas. Despierto. La veo. La odio nuevamente como la primera vez. El buró se burla de mí. Miente. Tal vez no. Las palabras esta vez no son útiles en los márgenes de la irracionalidad. Mis ojos se clavan en el techo, buscan la ventana como queriendo escapar. Sigo ahí. Sigue ahí. Me ovillo sobre su pecho, siento como su mano frota mi cabello con ternura. Sus labios buscan los míos. Quiero huir, quiero navegar fuera de la habitación buscando la insensibilidad. Despierto
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