¿Estás lista para vivir sin mi?
A quien corresponda, Quiero que sepas que después de deliberar tantas horas con mis libros, mezcal y amor propio; me veo en la penosa necesidad de ponerte un adiós de por medio. No es que yo quiera, aclaro nuevamente, pero es preciso hacerlo. El consejo de esas voces que todos tenemos por nacimiento, cada día me martillan con sus “recomendaciones”, cual auditores de mi fuero interno, para que haga lo que dicta la moral en turno. Acuden a postulados caducos de amor al interior del individuo, charlatanería astral y no se cuanto más para alejar la cobardía de mis acciones. Si te preguntas porqué no vigilo más tu balcón, date por entereda. Si en su momento no me miras firme en mi torre al pasar en tu auto, date por enterada. Si no acude mi mirada a la tuya al encontrarnos en los pasillos, date por enterada. Si no me sorprendes buscandote en mi teléfono, date por enterada. Si ya no hay pretexto alguno para escribirte, date por enterada. — Mentir bien, para vivir mejor.