La Sangre en Chiapas
Toda
sangre tiene su historia. Corre sin descanso en el interior laberíntico
del cuerpo y no pierde el rumbo ni el sentido, enrojece de súbito el
rostro y lo empalidece huyendo de él, irrumpe bruscamente de un rasguño
de la piel, se convierte en capa protectora de una herida, encharca
campos de batalla y lugares de tortura, se transforma en río sobre el
asfalto de una carretera.
La
sangre nos guía, la sangre nos levanta, con la sangre dormimos y con la
sangre despertamos, con la sangre nos perdemos y salvamos, con la
sangre vivemos, con la sangre morimos. Se convierte en leche y alimenta a
los niños en brazos de las madres, se convierte en lágrima y llora
sobre los asesinados, se convierte en revuelta y levanta un puño cerrado
y un arma. La sangre se sirve de los ojos para ver, entender y juzgar,
se sirve de las manos para el trabajo y para la caricia, se sirve de los
pies para ir hasta donde el deber la manda. La sangre es hombre y es
mujer, se cubre de luto o de fiesta, pone una flor en la cintura, y
cuando toma nombres que no son los suyos es porque esos nombres
pertenecen a todos los que son de la misma sangre. La sangre sabe mucho,
la sangre sabe la sangre que tiene. A veces la sangre monta a caballo y
fuma en pipa, a veces mira con ojos secos porque el dolor los ha
secado, a veces sonríe con una boca de lejos y una sonrisa de cerca, a
veces esconde la cara pero deja que el alma se muestre, a veces implora
la misericordia de un muro mudo y ciego, a veces es un niño sangrando
que va llevado en brazos, a veces diseña figuras vigilantes en las
paredes de las casas, a veces es la mirada fija de esas figuras, a veces
la atan, a veces se desata, a veces se hace gigante para subir las
murallas, a veces hierve, a veces se calma, a veces es como un incendio
que todo lo abrasa, a veces es una luz casi suave, un suspiro, un sueño,
un descansar la cabeza en el hombro de la sangre que está al lado. Hay
sangres que hasta cuando están frías queman. Esas sangres son eternas
como la esperanza.
José Saramago
Jajaja cuando lo empecé a leer, dije: "Este ya aprendió a escribir" y oh, sorpresa! u.u
ResponderEliminarJajajajajaja, pues que mal te lees al atacar al compañero de lucha así, pero ya casi andamos por el mismo nivel :) :) :) jajaja
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